lunes, 8 de febrero de 2010

Llega un momento, yo creo, en un viaje tan largo, en el que buscas un elemento de identificación con la cultura local, y en ese momento, sorprendentemente, lo encuentras. Pareciera que llevo toda una vida viviendo en Madrid. Me indigna que no hayan encontrado el cadáver de Martha del Castillo, los sueldos de los controladores aéreos de Aena, y, sin ninguna ambición de partidismo político, que la jubilación la quieran atrasar unos años, que haya subido el costo de la electricidad y que éste mes hayan 4 millones de parados o gente sin empleo. Sé que un café que me cueste 4 euros es la tomada de pelo de turista más grande que hay y que los bocadillos de calamar más baratos son los de Plaza Mayor. Que las tarjetas telefónicas que te venden en el aeropuerto por 10 euros son un asalto a mano armada, cuando hay locutorios en los que podría hablar a México por muchísimo menos dinero y muchísimo más tiempo. Sé que podría llegar caminando a prácticamente cualquier punto de interés turístico desde mi casa, y que nunca en mi vida había caminado tanto, y desde que lo hago, nunca más me volvió a dar gastritis. Se que los supermercados no abren los domingos, algunos sólo lo hacen el primer domingo de cada mes, y que los chinos e hindúes nunca cierran y de éso hacen su agosto. Y que te venden lo mismo que los supermercados al doble de su precio normal, pero pagas por la urgencia. Que me han tentado una que otra vez los escaparates de ropa de los metros de Bilbao, Plaza de Castilla y Avenida de América para comprarme ropa. Que un panqué es un bizcocho, que una dona es un donut, que un pastel es una tarta y que un popote es una pajilla.


Me cae bien Nadal y cuando dan el clásico Madrid - Barcelona, albergo siempre la esperanza de que gane el Madrid. Que Pozuelo de Alarcón y Majadahonda es donde vive la gente pija o nice, pero que nadie se resiste a las rebajas de Enero, y hay quien se espera hasta las de Febrero que son los precios más bajos que verás en unos meses, hasta las rebajas de Otoño.


El Corte Inglés es la panacea y no sólo es una tienda departamental, es agencia de viajes, librería, supermercado y empresa de informática.


A todos los madrileños, tanto como a nosotros, les sorprende ver nieve en Madrid, y todo el mundo tiene al menos en casa al menos un artículo de Ikea, como toda mujer tiene al menos una prenda de Grupo Inditex.


Todo el mundo sabe que la línea de metro más rápida es la 10 y la más lenta, es la circular, la 6, y en la explanada de Lavapiés, ha tratado de buscar alguna de las cámaras escondidas que vigilan a los traficantes de drogas.

Cada día, cada hora que pasa, poco a poco, crece un sentimiento de arraigo. No lo puedo evitar, sea cual sea mi destino, a donde quiera que vaya en el futuro, Madrid será siempre ése lugar, ése espacio de tiempo, que permanecerá como un punto donde iniciaron tantas historias, y donde murieron muchas otras... ¿Cómo no encariñarse con un lapso de vida así?.